lunes, 30 de junio de 2014

MILAN

Hace ya tantoooo! :( snif, snif,... Pero entre unas cosas y otras han pasado muchos meses sin poder sentarme a escribir. Intentaré ponerme de nuevo, contando sobre todo viajes pasados y escapaditas cercanas.

Regresamos a Italia en el mes de Noviembre. Un año exacto desde que estuvimos en Bolonia y Venecia. Esta vez el destino más al norte que en el resto de ocasiones.

Milán

Salimos viernes 22 a las 7 de la tarde con destino al país de la bota en nuestro ya querido Ryanair (ya tenemos descuento del 10% por lo que viajamos jejeje). 
Llegamos al aeropuerto a las 5 y pico de la tarde, para que no se nos hiciera tarde (ironía). Pasamos el control y nos vamos a tomar un cafetito y a recorrer el duty free.
En el aeropuerto aprovechamos y compramos los tickets del autobús Terravision por 5€ ida (o 9€ ida y vuelta). Los compramos para no tener que hacer colas a la llegada a Milán.
Con unos 30 minutos de retraso despega el avión, y en menos de 2 horas aterriza en el país vecino. Nos reciben en Bergamo con 5 grados de temperatura, pero se esta mejor que en Valencia.

Llegamos al aeropuerto de Milán, y directitos hacia el bus de Terravision del cual ya habíamos comprado los billetes. En menos de 10 minutos pone rumbo a Milan, a la cual llega en cosa de una hora.
Al bajar del bus un poco desorientados con el pequeño plano, decidimos preguntar. El hotel esta muy muy cerca de la estación. Apenas 10 minutos andando.
(Hotel reservado en Booking (cuenta Genius!, también con descuentos del 10%). Si es que...viajamos demasiaó!!)
No era nada del otro mundo, pero no estaba mal del todo. En las ciudades italianas es siempre donde más nos cuesta encontrar un sitio asequible, limpio y con baño en la habitación. Elegimos el Hotel Valley
Dejamos las maletas casi a las 11 de la noche después de tanto transporte y nos cruzamos al restaurante de enfrente a comernos la primera pizza del viaje. Para que buscar más?
En muy poco nos preparan 2 pizzas del tamaño de una rueda de camión jajjaja bueno de coche ;) con una masa finita y buenísima. Además de que no eran horas de buscar sitio para cenar (por los foros recomiendan irte al Mc de la estación) vimos salir un grupo de chicos aparentemente italianos, y eso dice mucho de un lugar. Hay que fijarse absolutamente en todo!!

Al día siguiente, nos levantamos pronto dispuestos a aprovechar el día. Empezamos caminando hacia el centro en busca de una cafetería donde desayunar.
Entramos por dentro de la estación de tren Milano Centrale, que es más que grande! además de tener una decoración de distintos estilos arquitectónicos que la hace diferente. Aquí no encontramos ninguna cafetería que nos llamase la atención, todo franquicias.
Seguimos andando por la avenida que une la estación con el centro (Via Vittor Pisani) y en una de las calles que cruza (Via Leopoldo Marangoni) vimos una cafetería que nos llamo la atención. Un par de capuccinos y unos curasanes para empezar con energía por 5€.



Ahora si, la parte cultural. 
Seguimos caminando durante unos 15 minutos por calles en las que los escaparates acaparan la mirada para por fin llegar al centro de la ciudad.
La Piazza della Scala nos sorprende llena de turistas que hacen fotos tanto al Teatro alla Scala como a la entrada a la Galeria. El teatro ha sido lugar de estreno de grandes operas, pero su entrada solo es posible en horario de espectáculo, y precisamente barata no es. Pero a quien le gusta la opera, supongo que no le importara pagar por entrar a un lugar de tal importancia. A lo que se podía entrar era a un museo, en el cual creo que ves el vestíbulo. Pasando!

Llegamos a la plaza del Duomo, atravesando la Galeria Vittorio Emanuele II llena de las tiendas de mayor renombre, pero bonita por si misma. Con suelos de marmol y techos que bien podrían ser de un museo. 
Nos encontramos con la Catedral de Milán o Duomo, de estilo gótico y grandes dimensiones. La entrada a su interior es gratuita, como debería ser en todas (según mi opinión). Muy decorada, tanto en pinturas como vidrieras preciosas y coloridas, guarda además tras el altar un clavo de la Cruz de Cristo.


Y por si tanta cosa en su interior no fuera poco, nos vamos al exterior. Subimos hasta la terraza, para lo cual si se paga (7€ subida a pie (160 escalones, que yo contase), y 11€ subida en ascensor). La decoración tan recargada como por dentro, con sus pináculos y sus gárgolas, pero las vistas de toda la ciudad y de las montañas de los Alpes hacen que sea realmente diferente.
Al bajar, y pese a que el día era un poco lluvioso, la plaza presidida por Vittorio Emanuele a caballo, estaba llena. Incluso unos cuantos japoneses vestidos de novios se hacían fotos! jeje



Continuamos nuestra caminata hacia el Castillo Sforzesco, de entrada gratuita, que ha sido fortaleza, palacio ducal y ahora museo. Y recorriendo los jardines que tiene a sus espaldas acabamos en la Piazza Sempione presidida por el Arco della Pace, en el cual finalizaba el Giro, no?



Otra de los 'monumentos' a visitar era el cementerio, lo cual no entendí muy bien el porque hasta que estuve allí. Íbamos camino a él, pero era hora de comer. Y por no quedarnos en el primer sitio que vimos en la Via Corso Sempione, caímos en las redes del barrio chino. Todo todo todo era chino! No queríamos entrar, pero no hubo más remedio. Hay que decir que comimos típico italiano en un bar de chinos. Vamos, como en los que aquí te hacen una tortilla de patatas. 
Después de este error, salimos de aquel barrio como pudimos jeje y nos dirigimos al cementerio.
Esculturas más trabajadas que en muchos museos. Panteones enormes.


Andamos mucho mucho. Vimos un poco de la zona más nueva. Que menudo cambio!! Y en cuanto pudimos cogimos el metro en Garibaldi (el precio del billete es 1,5€ como en Valencia), para bajar en la parada Lotto. Le 'dejaba' a mi otra mitad que viese un campo de fútbol más, el Stadio de San Siro. Y es que se contenta con tan poco!!! jejeje 
Nos tomamos unas cervezas en el bar del campo (8€), y muy bien no nos miraban. Pero el mayor impacto fue, cuando ya rumbo de vuelta vimos a un grupo de... ultras? rallaos? con palos en la mano. Se ve que es de lo más normal irse a buscar entre 'equipos', pero a mi no me entra en la cabeza. 
La vuelta se hizo muuuy larga, desubicacion total y enfado monumental. Hasta que llegamos a una parada de tranvía y se hizo la luz! El nivel de cansancio después de todo el día andando sin parar era elevado, así que una breve parada en el hotel a darnos una ducha antes de cenar era necesaria.

Para cenar elegimos un lugar bien puntuado, y relativamente cercano al hotel, en Foursquare al cual le suelo hacer caso bastantes veces, ya que no hay nada más creíble que la opinión de los clientes. El lugar se llamaba Spontini, es un sitio en el que comer pizza napolitana, es lo único que sirven. No se trata de un restaurante, por lo que el precio es económico.


El día había sido gris, pero no lluvioso, hasta el momento en que salimos de cenar. Queríamos ver un poquito la ciudad de noche, que siempre tiene otro encanto, pero no pudimos pasear mucho.
Así que a dormir y reponernos para el último día en Milán.

El último día, salimos medio pronto del hotel. Teníamos que recuperarnos un poco, que si no al final en vez de ir de viaje parece que nos vayamos a la guerra jeje
Dejamos las maletas en la estación del tren, que como suele ser habitual hay consignas por unos 5€. Ya que íbamos a coger el autobús de vuelta al aeropuerto en la puerta de la estación, consideramos que era la mejor opción. (En el hotel también nos cobraban).

Caminamos hacía la misma cafetería que el día anterior a desayunar, pero estaba cerrada :( ya que era domingo. Por lo que nos quedamos en Via Vittor Pisani y tomamos un capuccino en la primera que encontramos.
Pilas cargadas!! De nuevo hacía el centro recorriendo las mismas calles y admirando de nuevo los monumentos más relevantes.

Paseamos por Corso Vitorio Emanuelle II y colindantes, llenas de tiendas de todas las marcas.
Subimos a la 7ª planta de La Renaissance, muy cerquita del Duomo, es un centro comercial (estilo Corte Inglés) donde desde la última planta, además de comer en el restaurante puedes ver la ciudad. Lo recomiendo para aquellos que no quieran o puedan permitirse subir a los techos de la catedral.


Seguimos caminando por el mismo sitio donde lo hace el metro, Via Torino, llena ¿como no? de tiendas, hasta llegar a la Iglesia de San Lorenzo Maggiore donde se encuentra la enorme pintura de La última cena de Leonardo Da Vinci. Para poder visitarla hay que reservar con antelación y pagar sobre unos 10€ de la entrada, lo cual no entró en nuestra planificación del viaje. 
Nos conformamos con ver la iglesia por dentro, y hacer unas fotos por fuera.


Ya era cerca del mediodía, entre unas cosas y otras, hora de comer. Más suerte que con el chino del día anterior, encontramos Roso Pomodoro en la Via Molino delle Armi, donde comimos la mar de bien. Pasta, vino y tiramisú, ¿hay algo más italiano? ;)


Para rebajar un poquito, y apurando el tiempo que nos quedaba seguimos hacía la Darsena del Naviglio. Encontramos un mega-rastro!! Me hubiese comprado unas cuantas cosas, pero la maleta ya estaba cerrada y volábamos con Ryanair. Snif :(
Supongo que lo pondrán solo los domingos porque estaba más que lleno.




Y con esto, acabamos de conocer Milano. 
De vuelta a la estación, a recoger las maletas, a comprar el billete de bus, al aeropuerto y rumbo a casa.


Y así es como celebramos nuestro noveno aniversario ;) (hace ya unos cuantos meses jajaja)


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